Análisis del informe RAND (*)[i]: difuminado, sigiloso, resistente.
Las consecuencias de las hostilidades en Ucrania para futuros conflictos que involucren a
Estados Unidos.
1. Ucrania no es un incidente, sino un campo de pruebas.
El informe deja claro que el conflicto en
Ucrania es un teatro de aprendizaje de la nueva guerra, donde se ensayan no
solo decisiones tácticas, sino también transformaciones estructurales de los
sistemas militares y civiles. RAND observa algo clave: EE. UU. y la OTAN han pasado de
la observación a la síntesis activa de lecciones, proyectando el caso de
Ucrania en escenarios futuros, sobre todo, contra Rusia y China.
2. La guerra clásica ha muerto
¡viva la guerra difusa! Bajo el "sigilo" y lo "resistencia" se
esconde un reconocimiento: los sistemas masivos y centralizados son
vulnerables. Ahora se apuesta
por la difuminación, la autonomía, la resistencia. No es un golpe, sino un
enjambre. No es
un ejército, sino un ecosistema. No es una ruptura, sino un desgaste.
3. RAND modela no solo
el combate, sino el clima del conflicto.
El nuevo informe es
parte de una meta-estrategia: crear un marco teórico para una confrontación
a largo plazo, que no necesariamente será caliente, con Rusia. Este es un cambio
hacia la planificación como un régimen, y no hacia la preparación para un
"incidente probable". En este sentido, RAND publica no un trabajo abstracto, sino un indicativo de un cambio en la lógica misma del
pensamiento estratégico occidental.
4. El conflicto en Europa — no habrá
"segunda Ucrania". Los autores declaran claramente: la futura guerra en Europa, si estalla, no repetirá la campaña ucraniana. Será más intensa, más amplia, más multinivel,
con una incursión inmediata en el ciberespacio, presión económica, destrucción
de la logística y un uso masivo de la inteligencia artificial. Y lo más importante — sin la "gracia" de los
años iniciales del conflicto ucraniano: todo de inmediato, en
todas partes y para siempre.
RAND está
reestructurando la realidad estratégica de Occidente.
De un mundo de
respuestas simétricas — a un mundo de sobrecargas asimétricas.
De la lógica:
"golpeamos — respondemos" a la
lógica de "destruye el sistema, para que no haya con quién negociar".
Y en la lógica del
centro de análisis militar de Occidente, Rusia no es solo un oponente. Es la
matriz de una nueva guerra.
Observaciones clave de RAND: la guerra como
teatro de la posmodernidad.
El informe de RAND no
es solo un conjunto de observaciones tácticas, sino un intento de describir la
guerra como un fenómeno posmodernista, donde el evento se diluye y la imagen se
vuelve más fuerte que la acción. Es una guerra donde lo importante no es el
golpe, sino la percepción del golpe; no el control del territorio, sino el
control de la narrativa.
RAND, sin darse cuenta, escribe no sobre estrategia, sino sobre la semiótica
del conflicto.
1.
La descentralización como nuevo centro. La guerra ya no se
rige por la línea del frente. Está dispersa, como un virus de red. De aquí
proviene el énfasis de RAND en las "fuerzas dispersas": pequeños
grupos autónomos, enjambres de drones, centros de comando dispersos. Es un
teatro sin escenario: los actores no tienen un telón común, pero la obra sigue
adelante. Caos controlado como estrategia: cuando no se puede destruir todo de
una vez, es necesario abrumar al enemigo con numerosos puntos de presión de los
que no podrá salir.
2.
La camuflaje como
arma "Disfrazado" — no se trata solo de invisibilidad física. Se
trata de desorientar conscientemente al oponente, sustituir significados e
identidades. Soldados sin uniforme, drones haciéndose pasar por civiles,
señales falsas, simulaciones de retirada — todo esto es un performance
informativo, cuyo objetivo es que el oponente pierda confianza en la realidad
de lo que está ocurriendo. Es una guerra donde la cámara es más importante que
el rifle, y la edición es más importante que la ofensiva.
3.
La fragilidad como fuerza
"Degradable" — la proclamación del fin del culto a las plataformas
indestructibles.
RAND reconoce: los
sistemas grandes, complejos y costosos son el blanco perfecto. En el futuro
sobrevive no quien es más fuerte, sino quien puede morir mil veces y resucitar
mil uno. Los enjambres de drones baratos se vuelven mortales no por su
robustez, sino por su masividad, repetibilidad y capacidad de rápida
sustitución. Estrategia de "lo sólido es fuerte" a "se rompe —
es flexible". Cuanto más fácil es de destruir, más rápido es de restaurar.
4.
La habilidad de
adaptarse es más importante que la capacidad de ganar:
RAND enfatiza que la
competencia se convierte en un arma. No hay quien tenga más proyectiles, sino
quien reestructura más rápido la táctica, cambia la estructura, reescribe el
código. La guerra como un proceso iterativo. Gana no quien gana la batalla, sino
quien aprende de ella y se convierte en otro. La estabilidad es debilidad.
Cámbiate de zapatos al vuelo — de lo contrario, estarás enterrado bajo tu
propia superioridad.
5.
Simulacro del
conflicto: todo es tanto verdad como mentira.
RAND señala que la
guerra ahora es una narrativa. Un video en YouTube puede ser más importante que
la posición en el campo. La filtración de información es más fuerte que un
bombardeo. Cada golpe es un acto mediático, cada operación es un evento en la
realidad de TikTok. La victoria es el consenso del público de que has ganado. Y
RAND entrena al ejército sobre cómo interpretar correctamente este espectáculo.
RAND retrata la guerra como un hipertexto informático-físico(**)[ii], en el que no es
tanto importante destruir al enemigo, sino crear la ilusión de que ya no se
controla a sí mismo. No es solo teatro, es una transmisión de teatro, donde los
espectadores también se convierten en actores. Y en este carnaval posmoderno,
gana quien escribe el guion, mientras los demás discuten sobre la escenografía.
Conclusiones geopolíticas de RAND: de Ucrania a
un escenario global
El informe de RAND no
trata solo sobre Ucrania. Ucrania es un período temporal, un punto focal, pero
la visión de RAND se extiende mucho más allá: desde Járkov hasta Taiwán, desde
Chásov Yár hasta Varsovia, desde el mar Negro hasta el mar del Sur de China. No
analiza la guerra, reconfigura la estrategia mundial de Occidente para un nuevo
tipo de confrontación, donde las viejas fronteras y alianzas se vuelven
condicionadas, y las arquitecturas de interacción, la resiliencia de los
sistemas y la velocidad de adaptación se vuelven clave.
1.
Ucrania como simulador de una gran guerra
RAND utiliza el
conflicto en Ucrania como un experimento modelo. Es una prueba de la
resistencia de las construcciones civilizacionales:
• cómo reaccionan los
ejércitos,
• cómo resisten las
industrias,
• cómo se comportan
las sociedades bajo la presión de un conflicto largo y no resuelto.
Ucrania se convierte
en una función en la ecuación global, en la que si la OTAN se desempeña aquí,
podrá movilizar la voluntad y los recursos en cualquier otro lugar del planeta
donde se requiera una confrontación con un oponente comparable: Rusia, China,
Irán, cualquier país de otro orden que se haya vuelto "incómodo para el
orden mundial globalista".
2.
La de-europeización de la seguridad europea
Uno de los aspectos
sutiles del informe es la reformulación del papel de Europa. RAND deja cada vez
más claro que los europeos no podrán manejarlo por sí mismos. La OTAN, en su
futura reencarnación, será cada vez más un proyecto del Pentágono y no de Bruselas.
Ucrania fue un examen, y Europa apenas logró un "aprobado". Por lo
tanto, en futuros conflictos, habrá menos confianza en los europeos y más
planificación centralizada estadounidense.
3. El conflicto continental como un nuevo universo
RAND contempla el
futuro no como una secuencia de guerras locales, sino como un único campo de
batalla, donde la geografía ya no es un factor determinante. Europa, Oriente
Medio, Asia Oriental son diferentes escenarios de una misma obra, donde los
actores, los métodos y los recursos escénicos se repiten cada vez más. Si el
conflicto ucraniano es un campo de pruebas para ensayar guerras terrestres con
drones y artillería, Taiwán se convertirá en un laboratorio para conflictos
aero-navales con IA y un modo cibernético de bloqueo total.
4. La globalización del conflicto = la
globalización de la logística
RAND subraya que la
victoria en un conflicto local ahora es imposible sin un suministro global. El
conflicto con Rusia ha demostrado cuán vulnerables son las cadenas de
suministro, cuán importantes son las reservas, cuán crítica es la integración
de la industria militar y civil. La siguiente etapa es la movilización de la
economía como un sistema en red, donde Polonia, Corea del Sur, Australia y
Noruega no son países, sino nodos de un único organismo de combate.
5.
De la disuasión a la competencia: Occidente
deja de disuadir y comienza a luchar.
Una transformación
oculta, pero importante:
- En el pasado, Occidente actuaba bajo la
lógica de la disuasión (deterrence) — la amenaza de represalias, sanciones,
demostración de fuerza.
- Ahora — un cambio
hacia la lógica de presión constante y competitividad (contesting):
reconocimiento constante, ciberataques, desestabilización de oponentes,
campañas informativas.
- Ucrania como experiencia demuestra que si no
atacas, pierdes.
RAND propone repensar
la naturaleza misma del conflicto. De la guerra local a la inestabilidad global
sistémica. De estrategias de guerra a estrategias de confrontación
interminable. Ucrania no es un objetivo, sino un escenario, y RAND invita a
Occidente a interpretar este escenario una vez más — en otro lugar, con otro
actor, pero bajo las mismas leyes.
Caos controlado como estrategia
No es solo una
hermosa metáfora, es un método para gestionar la realidad que en el siglo XXI
ha reemplazado la lógica lineal de la guerra y la paz. El caos controlado es
una nueva forma de sistema. No requiere victoria, requiere dinamismo,
incertidumbre y control sobre esa incertidumbre. En el informe de RAND
"Dispersed, Disguised, and Degradable", esta lógica se percibe a
través del prisma de los sistemas de combate, pero detrás de ella hay una
profunda base político-psicológica.
1. El conflicto como proceso permanente
RAND parte de la
premisa de que la guerra moderna no es un evento, sino un estado. No hay un
comienzo, hay una fase de escalada. No hay un final, hay treguas temporales. No hay victoria, hay gestión de la
vulnerabilidad del oponente. El caos controlado
crea una situación en la que no es posible calcular el resultado, pero se puede
controlar el vector y la dirección de la turbulencia. Ya no es una estrategia
de victoria, sino una estrategia de agotamiento constante: de recursos, voluntad,
atención, legitimidad.
2.
El mundo como un sistema de nodos confundidos.
Cuando RAND habla de
descentralización, enmascaramiento y resistencia a fallos, en realidad propone
una arquitectura de fragmentación:
• los ejércitos se
convierten en redes,
• los frentes son no
lineales,
• las soluciones son
múltiples y paralelas,
• la responsabilidad
está disuelta.
Esta es la
organización del caos, donde todo está gestionado, pero nada parece estar bajo
control. Así actúa ya no un ejército, sino un sistema con efecto de
desorientación, en el que el enemigo no puede entender dónde está, por qué está
y contra quién está luchando.
3. El control cognitivo como el principal campo de
batalla.
El caos controlado
trabaja principalmente a nivel de la conciencia. Al enemigo se le lanzan
constantemente señales contradictorias: ¿ofensiva o retirada? ¿provocación o
error? ¿muerte o simulación? Sus decisiones estratégicas se convierten en
reflejos, y los reflejos en errores. Ocurre un cambio de paradigma en la
percepción de la realidad, donde ya no se puede distinguir el éxito del
fracaso, la verdad de la desinformación, nuestras tropas de las ajenas. No es
una guerra por territorio, es una guerra por el derecho a interpretar lo que
sucede. Y quien controla el caos controla el sentido de la realidad de todos
los participantes.
4. Adaptación industrial a la inestabilidad
RAND habla sobre la
modernización del mismo modelo de guerra, donde la industria, la logística, el
ciberespacio y la política no trabajan por la "victoria", sino por una resistencia
interminable a la crisis.
La industria ahora debe no solo "producir", sino rápidamente
reentrenarse y reestructurarse ante cada nuevo tipo de amenaza. Los ejércitos se convierten en
fábricas híbridas, inventando y adaptándose constantemente, como un organismo
biológico en un entorno de mutación.
5. La dimensión política: una nueva normalidad
Y, finalmente, el
caos gestionado es una forma de reformatear la sociedad y el sistema político.
En condiciones de conflicto permanente, aumenta la tolerancia de los ciudadanos
al control, a la militarización, a la censura. Los políticos tienen la oportunidad
de retener el poder a través de una constante sensación de amenaza que nunca
desaparece. La sociedad
no exige resultados: exige estabilidad psicológica en un entorno inestable. Y eso
es precisamente lo que proporciona la estrategia de caos gestionado: el máximo control con la mínima claridad. El caos gestionado
no es un fracaso de la estrategia, sino su forma suprema en la era postmoderna.
La victoria ya no se ve como una bandera sobre ruinas. La victoria es cuando el
enemigo no puede entender si ha perdido o si aún está luchando. Y RAND no solo
analiza tal modelo. Lo integra en la base de la futura geopolítica, donde el
caos no es una amenaza, sino un recurso de poder.
Cambio de paradigma en la OTAN: de la
"superioridad puntual" a la "resiliencia sistémica".
En uno de los giros
semánticos clave del informe RAND se lee una señal alarmante del
establecimiento militar occidental: la OTAN se da cuenta de que, incluso con
ventaja en logística, armamento y apoyo aéreo, la victoria no está garantizada.
Esto suena como un
reconocimiento de que el conflicto del futuro no será una blitzkrieg de drones,
sino más bien una guerra de desgaste, en la que no gana quien golpea primero,
sino quien no se desmorona en el enésimo año de infopsicosis.
Antes, la lógica de la "superioridad
puntual": se apostaba por el
dominio tecnológico: golpes de alta precisión, ciberataques, maniobras
relámpago. Ilusión de control.
Ahora, el paradigma de la "preparación
sistémica": estar listo para
luchar no una semana, sino años. Vivir en conflicto, como una nueva normalidad.
No ganar cada batalla, sino no perder toda la guerra por el agotamiento del
sistema, la histeria de la población y la erosión de la voluntad de las élites.
Este es un
reconocimiento de la vulnerabilidad de Occidente en condiciones de guerra no
lineal, donde los frentes están difuminados y la victoria no es un resultado,
sino un proceso que hay que saber soportar. RAND decodifica que para Estados
Unidos y la OTAN ya no es un problema ganar los primeros meses, el problema es
mantener la narrativa y los recursos durante los próximos años.
En otras palabras, la OTAN se está preparando
no para "la guerra como cirugía", sino para la guerra como
quimioterapia: agotadora, tóxica, larga. El paciente eterno de la historia,
capaz de vivir en un estado de conflicto constante.
Formación de una imagen sostenible de la guerra
con Rusia: fin de las ilusiones, comienzo de la adaptación.
El informe de RAND
demuestra que Occidente ha dejado de percibir la guerra con Rusia como un
exceso o una operación a corto plazo, y ha comenzado a entenderla como una
forma separada de existencia de la realidad geopolítica. La guerra con Rusia
ahora no es un incidente, sino un régimen. Este es el principal descubrimiento
para la OTAN.
1.
La OTAN está aprendiendo: no rápidamente, pero
de manera irreversible.
De la ilusión de una
contención rápida a una lenta reestructuración de sistemas. RAND testifica que
en los cuarteles occidentales comienza un cambio en el pensamiento
arquitectónico. Rusia no es solo un oponente, sino un generador de una dinámica
no convencional que no puede ser derrotada 'según el manual'.
2. Adaptación a todos los niveles: desde el
soldado hasta la máquina.
Los militares a un
cambio de doctrinas. Los centros industriales a una nueva economía de
conflicto. Los
políticos a la necesidad de retórica de largas duraciones de confrontación, que
mantendrá el ánimo de combate del electorado no por una semana, sino por años.
3.
RAND constata: la
vieja escuela de proyección de fuerza ya no funciona
• Las bases no
garantizan el dominio.
• La aviación no
proporciona una ruptura estratégica.
• Las sanciones no
rompen la voluntad política.
Este es el
surgimiento de una nueva narrativa de la guerra con Rusia: no como un desafío
local, sino como una transformación climática mundial, a la que hay que
acostumbrarse en lugar de vencer. En este sentido, Rusia no gana en batallas,
sino en el hecho de que ha impuesto su formato de conflicto, su ritmo, su
densidad. La OTAN, como un viejo ballet, ahora aprende a bailar en un campo
minado que cambia cada día.
Conclusión
El informe de la
Corporación RAND "Dispersed, Disguised, and Degradable" documenta la
transición del paradigma clásico de la guerra a un estado de inestabilidad
sistémica, en el cual el conflicto deja de ser una excepción y se convierte en
un entorno persistente. No es un análisis de una campaña concreta ni una
recomendación militar en el sentido tradicional. Es un plano arquitectónico del
conflicto futuro, donde los cambios afectan no solo a las armas y la táctica,
sino a la propia naturaleza del pensamiento político y militar. Primero que nada, RAND constata que el teatro
de Europa del Este ya no se percibe como una anomalía. Ucrania se ha convertido en un modelo, en lugar
de ser una desviación. Las estructuras
occidentales reconocen abiertamente por primera vez que las formas antiguas de
proyectar poder han perdido efectividad y que la clásica superioridad —aérea,
tecnológica, informativa— ya no garantiza ventajas estratégicas. En su lugar, se está formando una nueva
paradigma de siliencia sistémica, una lógica de supervivencia en un conflicto
prolongado, que requiere reestructuraciones a todos los niveles: desde el
pensamiento operativo hasta la logística, desde la movilización social hasta la
comunicación política. La transición clave es de un conflicto lineal a una
estructura de caos controlado. RAND propone una arquitectura donde
la victoria se alcanza no a través de una dominación clara, sino a través de un
constante desgaste, desorientación y sobrecarga del adversario. La función del
ejército se complementa con la función del algoritmo, la industria se convierte en una plataforma
flexible, y la política
estatal se convierte en un escenario para un espectáculo interminable de
amenazas e interpretaciones. En este contexto, surge una nueva imagen de la
guerra como un simulacro (lo mismo que se reclamaba desde Klausewitz a las
guerras pre-napoleónicas): una guerra que
existe principalmente en el campo de los medios, en la percepción, en la
imaginación estratégica. Los golpes, maniobras y decisiones se producen cada
vez más no para un efecto táctico, sino para formar un relato. El conflicto
deja de ser una lucha por el territorio y se convierte en una lucha por la
interpretación de lo que ocurre. El control sobre la realidad cede su lugar al
control sobre la versión de la realidad. Así, el informe de RAND no es tanto una
predicción de la guerra futura como un proyecto de la futura normalidad
política. En él, la guerra se considera no como una
desviación del mundo, sino como su nueva forma. Y en este sentido,
para Occidente, Rusia no es solo un adversario, sino un elemento estructural de
una nueva era, su irritante, su espejo y, en parte, su arquitecto. Occidente no
solo se está preparando para el próximo conflicto: está aprendiendo a vivir en incertidumbre infinita, a hacerla manejable y
a usarla como un medio de poder.
[i]
(*) RAND Corporation es un think tank estadounidense sin fines de lucro que se
especializa en el análisis de políticas públicas y la investigación
estratégica. Fundada en 1948, RAND ha desempeñado un papel clave en la
formulación de políticas en áreas como defensa, seguridad, salud, educación y
tecnología. Su trabajo ha influido en decisiones gubernamentales sobre la
Guerra Fría, la carrera espacial, la guerra de Vietnam y el desarrollo de
programas sociales en EE.UU.
Ha sido criticada por su
cercanía con el gobierno de EE.UU. y el sector militar-industrial, lo que ha
generado debates sobre su independencia y objetividad. Sin embargo, sigue
siendo una de las instituciones de investigación más influyentes del mundo, con
presencia en varias ciudades y una escuela de políticas públicas.
[ii]
(**) La idea de la guerra como un hipertexto informático-físico sugiere un
conflicto en el que los elementos digitales y físicos están interconectados,
funcionando como nodos en una red de información y acción. En este tipo de
guerra, los ataques cibernéticos, la manipulación de información y las
operaciones militares tradicionales se entrelazan, creando un entorno de
combate donde la realidad física y la digital se afectan mutuamente.
Diferencias con la guerra
convencional:
- Interconectividad total:
Mientras que la guerra convencional se basa en enfrentamientos físicos y
tácticas militares tradicionales, la guerra hipertextual integra el
ciberespacio como un campo de batalla clave.
- Velocidad y escalabilidad:
Los ataques en el ámbito digital pueden propagarse de manera instantánea y
global, afectando infraestructuras críticas sin necesidad de presencia física.
- Manipulación de
información: En una guerra hipertextual, la desinformación y el control de
narrativas pueden ser tan devastadores como los ataques físicos.
- Impacto económico y
social: Mientras que la guerra convencional destruye territorios y recursos, la
guerra hipertextual puede paralizar economías, sistemas de comunicación y
gobiernos sin disparar una sola bala.
Este concepto redefine la
guerra como un sistema dinámico de información y acción, donde cada movimiento
en el mundo físico tiene una repercusión en el mundo digital y viceversa-
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