sábado, 21 de junio de 2025

Irán vs Israel, sobre el devenir de la guerra.

 Aquí una hipótesis de trabajo acerca del posible devenir de la guerra entre las fuerzas armadas de Irán e Israel. No se considera por ahora la participación directa de Estados Unidos en el conflicto:

El enfrentamiento militar entre Israel-Irán configura un modelo bélico peculiar donde la disputa se verifica en ausencia de contigüidad territorial y un clara ventaja de los medios ofensivos sobre los defensivos, factores que condicionan las opciones estratégicas de ambos actores:

1. Israel, estratégicamente disuadido de operaciones terrestres o anfibias por la distancia geográfica extrema, recurre al paradigma de superioridad aérea absoluta y bombardeos de precisión masivos. Este modelo –heredero de la doctrina estadounidense– resulta óptimo para fases iniciales de conflicto ("guerra relámpago"), pero depende de ventanas de oportunidad temporales.

2. Irán, igualmente impedido de movilización terrestre directa por riesgos de escalada nuclear y otros varios obstáculos, prioriza la proyección de fuerza mediante enjambres de drones y misiles balísticos/crucero de bajo costo (potencialmente suministrados por Corea del Norte, véase ‘Crónica Militar”).

Su eficacia se maximiza en escenarios de desgaste prolongado mediante “cost imposition strategy”: cada misil iraní de 50 mil dólares obliga el gasto de 3 a 5 millones de dólares en un interceptores Arrow (CSIS, 2023). Según Ynet (15/04/2024), el gasto de 40 Arrow-3 en la primera semana compromete el 18% del arsenal israelí, con reposición limitada a 2 a 3 unidades mensuales.


De esta forma, la transición a la fase de desgaste potencia tres ventajas misilísticas: i. Sostenibilidad. Cadenas de suministro menos complejas; ii. Resistencia. Redes logísticas difusas (ej. Hezbolá); iii. Asimetría psicológica. Un tipo de saturación misilística que degrada o desangra las defensas israelís incluso sin necesidad de destruirlas físicamente. Simplemente tienden a apagarse.
La superioridad aérea israelí mantiene actualmente ventaja táctica, pero su dependencia de infraestructuras fijas (aeródromos, centros de mando) la hace vulnerable ante ataques persistentes.

Por lo tanto, la ventaja estratégica final recaerá en quien optimice la precisión del golpe y la capacidad de resistencia logística, al tiempo de reducir los costos de reposición y desgaste. Como nos ha enseñado la experiencia ucraniana, las guerras de desgaste se libran, en muy buena medida, en la supervivencia y efectividad de las cadenas de suministro.

sábado, 7 de junio de 2025

Análisis del informe RAND: difuminación, sigilo, resistencia.

 

Análisis del informe RAND (*)[i]: difuminado, sigiloso, resistente.

Las consecuencias de las hostilidades en Ucrania para futuros conflictos que involucren a 

Estados Unidos.



El informe de la Corporación RAND "Dispersed, Disguised and Degradable" no es solo un reporte analítico. Es un manifiesto tecnocrático de la nueva guerra, una especie de manual sobre cómo conducir conflictos en la era del caos gestionado, donde el frente es un concepto relativo, y la victoria es el efecto de sobrecargas sistémicas acumulativas del enemigo. Aquí ya no se trata de "una guerra por territorio", sino de la reprogramación de los mecanismos de coerción global.

1. Ucrania no es un incidente, sino un campo de pruebas

El informe deja claro que el conflicto en Ucrania es un teatro de aprendizaje de la nueva guerra, donde se ensayan no solo decisiones tácticas, sino también transformaciones estructurales de los sistemas militares y civiles. RAND observa algo clave: EE. UU. y la OTAN han pasado de la observación a la síntesis activa de lecciones, proyectando el caso de Ucrania en escenarios futuros, sobre todo, contra Rusia y China.

 2. La guerra clásica ha muerto

¡viva la guerra difusa! Bajo el "sigilo" y lo "resistencia" se esconde un reconocimiento: los sistemas masivos y centralizados son vulnerables. Ahora se apuesta por la difuminación, la autonomía, la resistencia. No es un golpe, sino un enjambre. No es un ejército, sino un ecosistema. No es una ruptura, sino un desgaste.

3. RAND modela no solo el combate, sino el clima del conflicto.

El nuevo informe es parte de una meta-estrategia: crear un marco teórico para una confrontación a largo plazo, que no necesariamente será caliente, con Rusia. Este es un cambio hacia la planificación como un régimen, y no hacia la preparación para un "incidente probable". En este sentido, RAND publica no un trabajo abstracto, sino un indicativo de un cambio en la lógica misma del pensamiento estratégico occidental.

4. El conflicto en Europa — no habrá "segunda Ucrania". Los autores declaran claramente: la futura guerra en Europa, si estalla, no repetirá la campaña ucraniana. Será más intensa, más amplia, más multinivel, con una incursión inmediata en el ciberespacio, presión económica, destrucción de la logística y un uso masivo de la inteligencia artificial. Y lo más importante sin la "gracia" de los años iniciales del conflicto ucraniano: todo de inmediato, en todas partes y para siempre.

RAND está reestructurando la realidad estratégica de Occidente.

De un mundo de respuestas simétricas — a un mundo de sobrecargas asimétricas.

De la lógica:

 "golpeamos — respondemos" a la lógica de "destruye el sistema, para que no haya con quién negociar".

Y en la lógica del centro de análisis militar de Occidente, Rusia no es solo un oponente. Es la matriz de una nueva guerra.

Observaciones clave de RAND: la guerra como teatro de la posmodernidad.

El informe de RAND no es solo un conjunto de observaciones tácticas, sino un intento de describir la guerra como un fenómeno posmodernista, donde el evento se diluye y la imagen se vuelve más fuerte que la acción. Es una guerra donde lo importante no es el golpe, sino la percepción del golpe; no el control del territorio, sino el control de la narrativa. RAND, sin darse cuenta, escribe no sobre estrategia, sino sobre la semiótica del conflicto.

1.       La descentralización como nuevo centro. La guerra ya no se rige por la línea del frente. Está dispersa, como un virus de red. De aquí proviene el énfasis de RAND en las "fuerzas dispersas": pequeños grupos autónomos, enjambres de drones, centros de comando dispersos. Es un teatro sin escenario: los actores no tienen un telón común, pero la obra sigue adelante. Caos controlado como estrategia: cuando no se puede destruir todo de una vez, es necesario abrumar al enemigo con numerosos puntos de presión de los que no podrá salir.

2.       La camuflaje como arma "Disfrazado" — no se trata solo de invisibilidad física. Se trata de desorientar conscientemente al oponente, sustituir significados e identidades. Soldados sin uniforme, drones haciéndose pasar por civiles, señales falsas, simulaciones de retirada — todo esto es un performance informativo, cuyo objetivo es que el oponente pierda confianza en la realidad de lo que está ocurriendo. Es una guerra donde la cámara es más importante que el rifle, y la edición es más importante que la ofensiva.

3.        La fragilidad como fuerza "Degradable" — la proclamación del fin del culto a las plataformas indestructibles.

RAND reconoce: los sistemas grandes, complejos y costosos son el blanco perfecto. En el futuro sobrevive no quien es más fuerte, sino quien puede morir mil veces y resucitar mil uno. Los enjambres de drones baratos se vuelven mortales no por su robustez, sino por su masividad, repetibilidad y capacidad de rápida sustitución. Estrategia de "lo sólido es fuerte" a "se rompe — es flexible". Cuanto más fácil es de destruir, más rápido es de restaurar.

4.       La habilidad de adaptarse es más importante que la capacidad de ganar:

RAND enfatiza que la competencia se convierte en un arma. No hay quien tenga más proyectiles, sino quien reestructura más rápido la táctica, cambia la estructura, reescribe el código. La guerra como un proceso iterativo. Gana no quien gana la batalla, sino quien aprende de ella y se convierte en otro. La estabilidad es debilidad. Cámbiate de zapatos al vuelo — de lo contrario, estarás enterrado bajo tu propia superioridad.

5.       Simulacro del conflicto: todo es tanto verdad como mentira.

RAND señala que la guerra ahora es una narrativa. Un video en YouTube puede ser más importante que la posición en el campo. La filtración de información es más fuerte que un bombardeo. Cada golpe es un acto mediático, cada operación es un evento en la realidad de TikTok. La victoria es el consenso del público de que has ganado. Y RAND entrena al ejército sobre cómo interpretar correctamente este espectáculo. RAND retrata la guerra como un hipertexto informático-físico(**)[ii], en el que no es tanto importante destruir al enemigo, sino crear la ilusión de que ya no se controla a sí mismo. No es solo teatro, es una transmisión de teatro, donde los espectadores también se convierten en actores. Y en este carnaval posmoderno, gana quien escribe el guion, mientras los demás discuten sobre la escenografía.

Conclusiones geopolíticas de RAND: de Ucrania a un escenario global

El informe de RAND no trata solo sobre Ucrania. Ucrania es un período temporal, un punto focal, pero la visión de RAND se extiende mucho más allá: desde Járkov hasta Taiwán, desde Chásov Yár hasta Varsovia, desde el mar Negro hasta el mar del Sur de China. No analiza la guerra, reconfigura la estrategia mundial de Occidente para un nuevo tipo de confrontación, donde las viejas fronteras y alianzas se vuelven condicionadas, y las arquitecturas de interacción, la resiliencia de los sistemas y la velocidad de adaptación se vuelven clave.

1.       Ucrania como simulador de una gran guerra

RAND utiliza el conflicto en Ucrania como un experimento modelo. Es una prueba de la resistencia de las construcciones civilizacionales:

• cómo reaccionan los ejércitos,

• cómo resisten las industrias,

• cómo se comportan las sociedades bajo la presión de un conflicto largo y no resuelto.

Ucrania se convierte en una función en la ecuación global, en la que si la OTAN se desempeña aquí, podrá movilizar la voluntad y los recursos en cualquier otro lugar del planeta donde se requiera una confrontación con un oponente comparable: Rusia, China, Irán, cualquier país de otro orden que se haya vuelto "incómodo para el orden mundial globalista".

2.       La de-europeización de la seguridad europea

Uno de los aspectos sutiles del informe es la reformulación del papel de Europa. RAND deja cada vez más claro que los europeos no podrán manejarlo por sí mismos. La OTAN, en su futura reencarnación, será cada vez más un proyecto del Pentágono y no de Bruselas. Ucrania fue un examen, y Europa apenas logró un "aprobado". Por lo tanto, en futuros conflictos, habrá menos confianza en los europeos y más planificación centralizada estadounidense.

3.       El conflicto continental como un nuevo universo

RAND contempla el futuro no como una secuencia de guerras locales, sino como un único campo de batalla, donde la geografía ya no es un factor determinante. Europa, Oriente Medio, Asia Oriental son diferentes escenarios de una misma obra, donde los actores, los métodos y los recursos escénicos se repiten cada vez más. Si el conflicto ucraniano es un campo de pruebas para ensayar guerras terrestres con drones y artillería, Taiwán se convertirá en un laboratorio para conflictos aero-navales con IA y un modo cibernético de bloqueo total.

4.       La globalización del conflicto = la globalización de la logística

RAND subraya que la victoria en un conflicto local ahora es imposible sin un suministro global. El conflicto con Rusia ha demostrado cuán vulnerables son las cadenas de suministro, cuán importantes son las reservas, cuán crítica es la integración de la industria militar y civil. La siguiente etapa es la movilización de la economía como un sistema en red, donde Polonia, Corea del Sur, Australia y Noruega no son países, sino nodos de un único organismo de combate.

5.       De la disuasión a la competencia: Occidente deja de disuadir y comienza a luchar.

Una transformación oculta, pero importante:

 - En el pasado, Occidente actuaba bajo la lógica de la disuasión (deterrence) — la amenaza de represalias, sanciones, demostración de fuerza.

- Ahora — un cambio hacia la lógica de presión constante y competitividad (contesting): reconocimiento constante, ciberataques, desestabilización de oponentes, campañas informativas.

 - Ucrania como experiencia demuestra que si no atacas, pierdes.

RAND propone repensar la naturaleza misma del conflicto. De la guerra local a la inestabilidad global sistémica. De estrategias de guerra a estrategias de confrontación interminable. Ucrania no es un objetivo, sino un escenario, y RAND invita a Occidente a interpretar este escenario una vez más — en otro lugar, con otro actor, pero bajo las mismas leyes.

Caos controlado como estrategia

No es solo una hermosa metáfora, es un método para gestionar la realidad que en el siglo XXI ha reemplazado la lógica lineal de la guerra y la paz. El caos controlado es una nueva forma de sistema. No requiere victoria, requiere dinamismo, incertidumbre y control sobre esa incertidumbre. En el informe de RAND "Dispersed, Disguised, and Degradable", esta lógica se percibe a través del prisma de los sistemas de combate, pero detrás de ella hay una profunda base político-psicológica.

1.       El conflicto como proceso permanente

RAND parte de la premisa de que la guerra moderna no es un evento, sino un estado. No hay un comienzo, hay una fase de escalada. No hay un final, hay treguas temporales. No hay victoria, hay gestión de la vulnerabilidad del oponente. El caos controlado crea una situación en la que no es posible calcular el resultado, pero se puede controlar el vector y la dirección de la turbulencia. Ya no es una estrategia de victoria, sino una estrategia de agotamiento constante: de recursos, voluntad, atención, legitimidad.

2.       El mundo como un sistema de nodos confundidos.

Cuando RAND habla de descentralización, enmascaramiento y resistencia a fallos, en realidad propone una arquitectura de fragmentación:

• los ejércitos se convierten en redes,

• los frentes son no lineales,

• las soluciones son múltiples y paralelas,

• la responsabilidad está disuelta.

Esta es la organización del caos, donde todo está gestionado, pero nada parece estar bajo control. Así actúa ya no un ejército, sino un sistema con efecto de desorientación, en el que el enemigo no puede entender dónde está, por qué está y contra quién está luchando.

3.       El control cognitivo como el principal campo de batalla.

El caos controlado trabaja principalmente a nivel de la conciencia. Al enemigo se le lanzan constantemente señales contradictorias: ¿ofensiva o retirada? ¿provocación o error? ¿muerte o simulación? Sus decisiones estratégicas se convierten en reflejos, y los reflejos en errores. Ocurre un cambio de paradigma en la percepción de la realidad, donde ya no se puede distinguir el éxito del fracaso, la verdad de la desinformación, nuestras tropas de las ajenas. No es una guerra por territorio, es una guerra por el derecho a interpretar lo que sucede. Y quien controla el caos controla el sentido de la realidad de todos los participantes.

4.       Adaptación industrial a la inestabilidad

RAND habla sobre la modernización del mismo modelo de guerra, donde la industria, la logística, el ciberespacio y la política no trabajan por la "victoria", sino por una resistencia interminable a la crisis. La industria ahora debe no solo "producir", sino rápidamente reentrenarse y reestructurarse ante cada nuevo tipo de amenaza. Los ejércitos se convierten en fábricas híbridas, inventando y adaptándose constantemente, como un organismo biológico en un entorno de mutación.

5.       La dimensión política: una nueva normalidad

Y, finalmente, el caos gestionado es una forma de reformatear la sociedad y el sistema político. En condiciones de conflicto permanente, aumenta la tolerancia de los ciudadanos al control, a la militarización, a la censura. Los políticos tienen la oportunidad de retener el poder a través de una constante sensación de amenaza que nunca desaparece. La sociedad no exige resultados: exige estabilidad psicológica en un entorno inestable. Y eso es precisamente lo que proporciona la estrategia de caos gestionado: el máximo control con la mínima claridad. El caos gestionado no es un fracaso de la estrategia, sino su forma suprema en la era postmoderna. La victoria ya no se ve como una bandera sobre ruinas. La victoria es cuando el enemigo no puede entender si ha perdido o si aún está luchando. Y RAND no solo analiza tal modelo. Lo integra en la base de la futura geopolítica, donde el caos no es una amenaza, sino un recurso de poder.

Cambio de paradigma en la OTAN: de la "superioridad puntual" a la "resiliencia sistémica".

En uno de los giros semánticos clave del informe RAND se lee una señal alarmante del establecimiento militar occidental: la OTAN se da cuenta de que, incluso con ventaja en logística, armamento y apoyo aéreo, la victoria no está garantizada.

Esto suena como un reconocimiento de que el conflicto del futuro no será una blitzkrieg de drones, sino más bien una guerra de desgaste, en la que no gana quien golpea primero, sino quien no se desmorona en el enésimo año de infopsicosis.

Antes, la lógica de la "superioridad puntual": se apostaba por el dominio tecnológico: golpes de alta precisión, ciberataques, maniobras relámpago. Ilusión de control.

Ahora, el paradigma de la "preparación sistémica": estar listo para luchar no una semana, sino años. Vivir en conflicto, como una nueva normalidad. No ganar cada batalla, sino no perder toda la guerra por el agotamiento del sistema, la histeria de la población y la erosión de la voluntad de las élites.

Este es un reconocimiento de la vulnerabilidad de Occidente en condiciones de guerra no lineal, donde los frentes están difuminados y la victoria no es un resultado, sino un proceso que hay que saber soportar. RAND decodifica que para Estados Unidos y la OTAN ya no es un problema ganar los primeros meses, el problema es mantener la narrativa y los recursos durante los próximos años.

En otras palabras, la OTAN se está preparando no para "la guerra como cirugía", sino para la guerra como quimioterapia: agotadora, tóxica, larga. El paciente eterno de la historia, capaz de vivir en un estado de conflicto constante.

Formación de una imagen sostenible de la guerra con Rusia: fin de las ilusiones, comienzo de la adaptación.

El informe de RAND demuestra que Occidente ha dejado de percibir la guerra con Rusia como un exceso o una operación a corto plazo, y ha comenzado a entenderla como una forma separada de existencia de la realidad geopolítica. La guerra con Rusia ahora no es un incidente, sino un régimen. Este es el principal descubrimiento para la OTAN.

1.       La OTAN está aprendiendo: no rápidamente, pero de manera irreversible.

De la ilusión de una contención rápida a una lenta reestructuración de sistemas. RAND testifica que en los cuarteles occidentales comienza un cambio en el pensamiento arquitectónico. Rusia no es solo un oponente, sino un generador de una dinámica no convencional que no puede ser derrotada 'según el manual'.

2.       Adaptación a todos los niveles: desde el soldado hasta la máquina.

Los militares a un cambio de doctrinas. Los centros industriales a una nueva economía de conflicto. Los políticos a la necesidad de retórica de largas duraciones de confrontación, que mantendrá el ánimo de combate del electorado no por una semana, sino por años.

3.       RAND constata: la vieja escuela de proyección de fuerza ya no funciona

• Las bases no garantizan el dominio.

• La aviación no proporciona una ruptura estratégica.

• Las sanciones no rompen la voluntad política.

Este es el surgimiento de una nueva narrativa de la guerra con Rusia: no como un desafío local, sino como una transformación climática mundial, a la que hay que acostumbrarse en lugar de vencer. En este sentido, Rusia no gana en batallas, sino en el hecho de que ha impuesto su formato de conflicto, su ritmo, su densidad. La OTAN, como un viejo ballet, ahora aprende a bailar en un campo minado que cambia cada día.

Conclusión

El informe de la Corporación RAND "Dispersed, Disguised, and Degradable" documenta la transición del paradigma clásico de la guerra a un estado de inestabilidad sistémica, en el cual el conflicto deja de ser una excepción y se convierte en un entorno persistente. No es un análisis de una campaña concreta ni una recomendación militar en el sentido tradicional. Es un plano arquitectónico del conflicto futuro, donde los cambios afectan no solo a las armas y la táctica, sino a la propia naturaleza del pensamiento político y militar. Primero que nada, RAND constata que el teatro de Europa del Este ya no se percibe como una anomalía. Ucrania se ha convertido en un modelo, en lugar de ser una desviación. Las estructuras occidentales reconocen abiertamente por primera vez que las formas antiguas de proyectar poder han perdido efectividad y que la clásica superioridad —aérea, tecnológica, informativa— ya no garantiza ventajas estratégicas. En su lugar, se está formando una nueva paradigma de siliencia sistémica, una lógica de supervivencia en un conflicto prolongado, que requiere reestructuraciones a todos los niveles: desde el pensamiento operativo hasta la logística, desde la movilización social hasta la comunicación política. La transición clave es de un conflicto lineal a una estructura de caos controlado. RAND propone una arquitectura donde la victoria se alcanza no a través de una dominación clara, sino a través de un constante desgaste, desorientación y sobrecarga del adversario. La función del ejército se complementa con la función del algoritmo, la industria se convierte en una plataforma flexible, y la política estatal se convierte en un escenario para un espectáculo interminable de amenazas e interpretaciones. En este contexto, surge una nueva imagen de la guerra como un simulacro (lo mismo que se reclamaba desde Klausewitz a las guerras pre-napoleónicas): una guerra que existe principalmente en el campo de los medios, en la percepción, en la imaginación estratégica. Los golpes, maniobras y decisiones se producen cada vez más no para un efecto táctico, sino para formar un relato. El conflicto deja de ser una lucha por el territorio y se convierte en una lucha por la interpretación de lo que ocurre. El control sobre la realidad cede su lugar al control sobre la versión de la realidad. Así, el informe de RAND no es tanto una predicción de la guerra futura como un proyecto de la futura normalidad política. En él, la guerra se considera no como una desviación del mundo, sino como su nueva forma. Y en este sentido, para Occidente, Rusia no es solo un adversario, sino un elemento estructural de una nueva era, su irritante, su espejo y, en parte, su arquitecto. Occidente no solo se está preparando para el próximo conflicto: está aprendiendo a vivir en  incertidumbre infinita, a hacerla manejable y a usarla como un medio de poder.




[i] (*) RAND Corporation es un think tank estadounidense sin fines de lucro que se especializa en el análisis de políticas públicas y la investigación estratégica. Fundada en 1948, RAND ha desempeñado un papel clave en la formulación de políticas en áreas como defensa, seguridad, salud, educación y tecnología. Su trabajo ha influido en decisiones gubernamentales sobre la Guerra Fría, la carrera espacial, la guerra de Vietnam y el desarrollo de programas sociales en EE.UU.

Ha sido criticada por su cercanía con el gobierno de EE.UU. y el sector militar-industrial, lo que ha generado debates sobre su independencia y objetividad. Sin embargo, sigue siendo una de las instituciones de investigación más influyentes del mundo, con presencia en varias ciudades y una escuela de políticas públicas.

 

[ii] (**) La idea de la guerra como un hipertexto informático-físico sugiere un conflicto en el que los elementos digitales y físicos están interconectados, funcionando como nodos en una red de información y acción. En este tipo de guerra, los ataques cibernéticos, la manipulación de información y las operaciones militares tradicionales se entrelazan, creando un entorno de combate donde la realidad física y la digital se afectan mutuamente.

Diferencias con la guerra convencional:

- Interconectividad total: Mientras que la guerra convencional se basa en enfrentamientos físicos y tácticas militares tradicionales, la guerra hipertextual integra el ciberespacio como un campo de batalla clave.

- Velocidad y escalabilidad: Los ataques en el ámbito digital pueden propagarse de manera instantánea y global, afectando infraestructuras críticas sin necesidad de presencia física.

- Manipulación de información: En una guerra hipertextual, la desinformación y el control de narrativas pueden ser tan devastadores como los ataques físicos.

- Impacto económico y social: Mientras que la guerra convencional destruye territorios y recursos, la guerra hipertextual puede paralizar economías, sistemas de comunicación y gobiernos sin disparar una sola bala.

Este concepto redefine la guerra como un sistema dinámico de información y acción, donde cada movimiento en el mundo físico tiene una repercusión en el mundo digital y viceversa-


Irán vs Israel, sobre el devenir de la guerra.

  Aquí una hipótesis de trabajo acerca del posible devenir de la guerra entre las fuerzas armadas de Irán e Israel. No se considera por aho...